En un ambiente del Distrito 12, la asistenta Eco, de inteligencia artificial, respondía a las órdenes que le daba Israel Poma. Su talento en automatización se refleja en los brazos biónicos de prótesis que llevará en representación de El Alto a la Fexco de Cochabamba, al igual que las carteras de cuero que elabora Chuquiagoes y los calzados del tejido de manta phullu de Wiñaya.
La segunda jornada de visitas que hace la Alcaldía a las microempresas y talleres de los representantes alteños que viajarán a la capital valluna, se centró por la mañana en los tres emprendimientos que fueron seleccionados del showroom de la semana pasada.
Israel Poma vive en Alto Chijini, tiene 25 años de edad, es informático industrial y actualmente estudia ingeniería electrónica. El interés por la inteligencia artificial convierte en un ambiente llamativo su espacio de trabajo, ya que tiene varios sensores que activan luz, música, cortinas replegadas y otras tareas con comando informático que da a su asistente virtual, denominada Eco.
“Nos diferenciamos por la incoación que vamos haciendo, con estas prótesis biónicas, las personas pueden manejar el celular como si tuvieran una mano real”. El joven emprendedor elabora es dueño de EccoBionics. Sus productos ayudan a personas con algún tipo de discapacidad y complementan la motricidad ausente con sensores nerviosos o neurológicos.
Chuquiagoes cuenta con un taller ubicado en Los Andes, en el Distrito 4. Al interior hay una cortadora de cueros y varios moldes de marroquinería. La propietaria, Miriam Huaycho, explicó que, en seis años de funcionamiento, actualmente, exporta sus productos a Francia y Portugal. Una de sus características es que parte de su personal está conformado por personas con discapacidad.
“Trabajamos hace 20 años, me gusta la artesanía, me gustaba reflejar siempre lo andino y ponerlos en nuestros productos y salir a otros países”. En la oferta que llevará a Cochabamba hay billeteras, carteras, mochilas y bolsones. La materia prima que utiliza es cuero de res y aguayo de lana de oveja.
La tercera locación productiva fue Wiñaya, de Esperanza Cori. El emprendimiento familiar plantea romper con la tendencia de diseños con la tela de manta phullu, que es de lana de oveja. “Queríamos innovar porque antes hacíamos calzados de cuero sintético y dijimos ¿por qué no hacer algo diferente? y por eso hicimos la prueba con el phullu”.
Dijo que un par de calzados demora hasta un día en el armado, combinado y acabado. El taller está ubicado cerca de la plaza de la Cruz, en el Distrito 3 y la pareja es la mano productiva del catálogo que ofrecen. En seis años de funcionamiento proyectan posicionar los calzados como la novedad y ya cuentan con un mercado en Argentina. Cori explicó que su premisa es vender calzados que “duren para siempre” y de ahí eligieron el vocablo aimara Wiñaya para su negocio.
DAA – AMM – DLP