En el preámbulo de Semana Santa, el comercio de pescados se prolifera en El Alto y algunas comerciantes recomiendan a sus clientes identificar el buen estado de la carne con algunas señales, como: agallas rojas, escamas firmes y adheridas, ojos ‘saltones’ y la consistencia del producto.
“El pescado fresco llega con la agalla ‘rojita’ de ambos lados y es blanda, las aletas tienen que ser un poco negras, pero cuando el pescado está mal, las agallas son de color rosado o blanco, y hasta negro; eso ya nos muestra que está en mal estado”, explicó Seferina Poma, una comerciante del mercado Los Andes.
Mencionó que se debe percibir que los ojos no estén hundidos y más bien ‘saltones’. Además, dijo que el pescado debe tener una “consistencia firme y no blanda”; que las escamas estén adheridas al cuerpo, sin desprenderse al tacto.
La entrevistada aseguró que es importante la manipulación adecuada del pescado y el correcto almacenamiento por parte de los consumidores, para el óptimo estado de conservación. “A través de una congeladora, el pescado puede durar una semana”, enfatizó Poma.
Explicó que las vendedoras de su centro de abasto “cumplen rigurosamente” con inocuidad alimentaria. Por ejemplo, usan redes para el cabello, guantes, mandiles y barbijos, este último para contener la covid-19.
Poma, al igual que otras ‘caseritas’ invita a la población en El Alto a que compren pescado fresco y dijo que las comerciantes del mercado Los Andes cuentan con el carnet de sanidad, que certifica la correcta manipulación de alimentos, además que son capacitadas por la Intendencia Municipal.
“Estamos pasando cursos, contamos con nuestro carnet sanitario, cada semana estamos llevando a las compañeras a pasar clases y vamos a pasar otros cursos para vender limpio, y eso estamos organizando desde la asociación de pescaderas”, agregó la comerciante.
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